
USO observa con estupor e indignación cómo la dirección sigue empeñada en transformar la radiotelevisión pública en una agencia de colocación de estrellitas caducadas. Todas con el mismo patrón común: mismo perfil, mismo discurso y misma línea política, perfectamente alineada con los que mandan.
Se anuncia a bombo y platillo la llegada de presentadores externos, algunos con carreras respetables y otros con carreras más bien respetadas por sus cachés. Mientras tanto, nuestros profesionales de la casa, formados aquí, curtidos aquí y comprometidos aquí, que han aprobado una oposición, son condenados al banquillo.
Nuestra RTVE, que debe ser plural, independiente y al servicio de la ciudadanía, corre el riesgo más que evidente de ser reducida a un escaparate de rostros reciclados. No aportan credibilidad, sino obediencia.
Nos viene a la memoria aquellos tiempos en que todos los sindicatos sin excepción llenábamos los pasillos con bubucelas para hacernos oír en el programa de Juan Ramón Lucas, cuando aporreábamos las puertas del estudio de España Directo para exigir que fuese de producción propia, o cuando nos sentábamos en el suelo frente al despacho presidencial para defender lo que era de todos. Esa es la RTVE que defendemos, no esta caricatura complaciente.
Trancho (UGT), José Carlos (USO), Lola Arocha (CCOO), Esteban y Moncho (APLI)
Desde USO lo decimos sin rodeos: RTVE no es un “Sálvame 2.0” ni un geriátrico de estrellas mediáticas. RTVE es, y debe seguir siendo, el servicio público audiovisual de referencia en España.
Por eso exigimos a la Presidencia y al Consejo de Administración un giro inmediato: que se detenga la estrategia de fichajes al servicio del poder político y se apueste, de una vez, por el talento interno y la independencia editorial que la ciudadanía merece.